Page 144 - III Encuentro Internacional de Fianza y Seguro de Crédito, Cali 2011
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todos los conferencistas durante los últimos diez años. Podríamos decir que el tema de con-
    tragarantías no existe; el tema de acumulaciones está mal manejado; y ni hablar del tema de
    equilibrios técnicos entre prima y exposiciones.

    Primero, conviene reflexionar acerca de si se está haciendo una adecuada selección de con-
    tratistas y si los contratos tienen la claridad necesaria para evitar litigios en el futuro. Cree-
    mos que el Estado tiene una responsabilidad muy amplia en cuanto a estructurar contratos
    cada día más transparentes, que se ocupen de un tema vital: dar estabilidad jurídica a los
    contratistas. Creo que hay que trabajar sobre eso y también para que existan claros meca-
    nismos de resolución de conflictos. Hay una lección en la contratación: es la visión que se
    tiene de la fianza de cumplimiento. En Colombia hay una visión errónea de la póliza de
    cumplimiento de contrato, pues esta póliza ha adquirido ciertas características: primero, es
    como una estampilla. Y lo es porque se la coloca después de que el contratista prepara los
    pliegos, y sin esa estampilla no le reciben el pliego para poder licitar. En segundo lugar, es
    algo de última hora, porque a último momento el contratista presenta el pliego que vale 50
    millones de dólares; el asegurador está presionado por el broker, y se entusiasma por las pri-
    mas de estas exposiciones y termina emitiéndolas. Y tercero, es la más barata. Si hay alguien
    que cotiza un poquito más caro, que se olvide de garantizar ese proyecto. Entonces, hay que
    revisar la función de la garantía. El rol de la garantía, el rol primario, es garantizar la ejecución
    de la obra. Y mal puede la entidad contratante considerar que, con el hecho de hacer efectiva
    la póliza al liquidar el contrato, subsane el problema. Creo que los aseguradores tenemos la
    responsabilidad de revisar esos aspectos, porque la finalidad de la garantía es que las obras se
    ejecuten, sobre todo para países como los nuestros, en Latinoamérica.

    Definitivamente tenemos que aprender que no todos los contratistas tienen la capacidad
    para hacerse cargo de lo que están contratando. Este es un proceso, y cuando uno va muy
    rápido se puede tropezar. El Estado debe examinar a los contratistas que van a terminar
    ejecutando las obras, y los aseguradores tenemos que revisar si existe tal capacidad para
    ejecutar un determinado contrato. Es un proceso de crecimiento, porque la industria co-
    lombiana de ingeniería, sin duda, está preparada y tiene que generar una dispersión de la
    contratación. Y es un tema vinculado a una pregunta que alguien formuló: “¿Qué hacemos
    para que la problemática de los cúmulos, en el futuro, no sea catastrófica para la industria
    de seguros y para la ingeniería, sobre todo porque no vamos a conseguir pólizas?”. Sin duda
    hay que pensar en atomizar la contratación para que atomicemos las exposiciones de riesgo,
    y así la ingeniería de Colombia, de igual manera, crezca. No es sano que una sola compañía
    de seguros o dos –que es lo que hacemos en coaseguros– terminen haciendo contratos muy
    grandes, y cuando seguramente se revisen los patrimonios de cada una de estas compañías,
    se compruebe que no son suficientes para exponer su capital –el de los accionistas– a un
    potencial reclamo. Entonces hay que trabajar en todos estos aspectos.

    Desde el punto de vista de la regulación, creo que sin duda el regulador va a cumplir un
    rol muy importante y que también tiene lecciones que aprender. Creo que el reasegurador

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